FEDERICO SANRI
«soy un escritor de oficio que ha encontrado en el ritual de la creación literaria una manera de dialogar con vida, buscando, tal vez, la eternidad dispuesta que se oculta hábilmente en cada segundo»
Cuando un escritor intenta escribir sobre sí mismo es curioso el esfuerzo que conlleva. Tal vez su mirada, arrojada permanentemente hacia el exterior, se ha especializado más en describir lo que observa y cómo lo hace, que en intentar definirse a sí mismo de manera independiente a lo que enuncia. Por eso, valga decir que soy un escritor de oficio que ha encontrado en el ritual de la creación literaria una manera de dialogar con vida, buscando, tal vez, la eternidad dispuesta que se oculta hábilmente en cada segundo.
Durante mucho tiempo preferí los libros a la gente, por lo tanto, lleno de amigos muertos e inmortales, escritores que lograron vencer el fin normal de cualquier ser humano por medio de un libro, desde pequeño encontré en la lectura el más seguro refugio contra cualquier tipo de soledad. Bien por mi hermano autista, bien por mi necesidad de nadie (es decir, de espacio propio), el hábito de la lectura moldeó en secreto el sueño de, algún día, ser escritor.
La plenitud de entender lo que puede decir esa palabra es, todavía, una incógnita, para mí, puedo decir, acaso, que me basta con comprender que es la oportunidad de enfrentar en silencio mi propia presencia.
Una incesante búsqueda de sentido, me ha convertido en un amante de los viajes, el cine, la fotografía y la música, en medio de una energía indómita que ha sido difícil de encausar, lo que me ha hecho, felizmente, divagar sin rumbo por varios oficios y profesiones, con la certeza de que no me podía perder si no sabía para dónde iba.
En esa búsqueda de horizontes estudié periodismo, me gradué de abogado y, con el público deseo de ser profesor de lo que fuera, terminé una maestría en comunicación educación en la cultura. Sin embargo, mis estudios más profundos los he realizado en los viajes que llenan mi vida por Brasil, Argentina, Portugal, Venezuela y México, y al interior de una Colombia que se me ha apetecido maravillosa y trágica, pero siempre dispuesta y soñadora, capaz de los más grandes horrores y de las más inconcebibles bellezas. Una combinación de opuestos, cuyo equilibrio no la ha perdido del todo en la desesperanza en la que muchos de sus ciudadanos, no sin razón, han caído.
En esta página presento varios de mis trabajos, especialmente el proyecto doble de los audiolibros “Con alma de niño bueno” y “Colombia, un país hecho rimas”, dos búsquedas y encuentros del origen del país y de mi propio origen. Elaborados en un estilo que me encontró sin haberlo buscado, explorando rimas que rara vez usé en mis anteriores trabajos, los presento al público.
En el primero he abierto mi corazón, cual si no tuviera puertas y las heridas abiertas que tanto siempre sangré, de alguna forma logré remediar con ese libro. En el segundo abracé el origen del país desde la cruenta Conquista, para seguirle la pista hasta la Independencia. Te invito a que aquí los veas. Con el convencimiento de haber hecho algo valioso he decidido salir a la luz pública, en serio y, ojalá, en serie. Esta página es el resultado de ese propósito.
Como a un escritor se le conoce por su obra, que a veces lo oculta, como esperaba Oscar Wilde, mas siempre lo refleja, como estoy seguro pasa, por lo menos, en mi caso, quedas invitado a explorar y apoyar mi trabajo.